🌊🌟 De Alfombras Rojas a Andenes Andinos: Cannes 2025, Belinda Imperial y la Geopolítica del Glam ✨🎬
- CentralMedia
- hace 1 día
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Por la gracia divina de la alta costura, el sol de la Riviera Francesa y el algoritmo de TikTok, Cannes 2025 nos regaló no solo cine… sino un desfile de diosas interdimensionales con pasaporte latino. Y sí, Perú ahora es el nuevo Hollywood, pero con más quinoa y menos crisis existencial millennial (¿o más?).
Belinda —santa patrona del drama glam y heredera espiritual de María Félix si esta hubiera tenido Instagram— apareció en Cannes como si hubiera bajado del Olimpo de las estéticas digitales. Con un vestido que parecía diseñado por una IA poseída por Alexander McQueen y Frida Kahlo en ayahuasca, Belinda no promocionó ninguna película... pero ¿y eso qué? Su presencia fue el evento. Cada paso suyo sobre la alfombra roja gritaba: "yo no actúo en películas, las inspiro".
Renata Notni, siempre etérea, se presentó en Cannes como si fuese la representante cultural no oficial de una nueva república latinoamericana ficticia: Esteticaria del Sur. Lució una elegancia que sólo puede describirse como Audrey Hepburn meets Tláloc, y asistió al estreno de una coproducción franco-mexicana que nadie entendió pero todos aplaudieron. El mensaje era claro: el soft power ahora se mide en close-ups y gala après-gala.
Eva Longoria, que claramente ha hecho un pacto fáustico con alguna entidad del más allá (probablemente un skincare coreano), brilló más que el propio sol francés. En su séptima reencarnación como productora, activista, ícono y directora, Eva demostró que puede estar en cuatro paneles, dos premieres y una gala benéfica al mismo tiempo. Diosa multitask. CEO de Cannes. Directora general de quién realmente manda aquí.
Zoe Saldaña llegó al festival con la misma energía con la que se enfrentó a Thanos y sobrevivió. Literalmente, parecía salida de una película de ciencia ficción que todavía no existe, pero ya ganó un Oscar en 2027. Su papel protagónico en un thriller post-colonial que mezcla realismo mágico con animación digital dejó a la crítica sin palabras y al público con teorías conspirativas.
Y mientras Cannes ardía de glamour, en los Andes peruanos se tejía la verdadera conquista: Perú, la joya cinematográfica del Sur Global, ahora cortejado por estudios europeos, coreanos y hasta un productor islandés con bigote conceptual. La mezcla de paisajes interplanetarios, mitología andina y una industria audiovisual emergente ha hecho que el país se consolide como destino fílmico de talla mundial, desplazando a Nueva Zelanda y convirtiendo a Cusco en el nuevo Vancouver (pero con más llamas y menos impuestos).
Netflix ya anunció tres series, una adaptación libre de La Ciudad y los Perros en formato cyberpunk y un reality de cocina chamánica con música de Bad Bunny. Lo dijo Variety: “El próximo universo cinematográfico no es Marvel, es Machu Picchu.”
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