"Chicharito... bienvenidos al México de las prioridades"
- CentralMedia
- 25 jul
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En México la polémica indigna más que la tragedia, Mientras Chicharito hablaba, una maestra moría:
En la tierra del "pueblo sabio", donde todo se sabe y todo se calla, la presidenta de México encontró la manera perfecta de comenzar su semana: dedicando tiempo de su conferencia a comentar lo que realmente importa… el chisme del día.
Y la ¿Violencia? ¿Extorsiones? ¿Impunidad? No, no. Lo urgente era opinar sobre los comentarios machistas del futbolista Javier “Chicharito” Hernández. Porque claro, eso sí amerita atención presidencial.
Mientras tanto, lejos del reflector, en una esquina cualquiera de este país dolido, una mujer maestra de formación, taxista por necesidad era secuestrada y asesinada por no pagar el famoso “derecho de piso”.
Nadie la nombró. No fue tendencia. No hubo trending topic.
No hubo mañanera para ella., Y no es que la violencia haya desaparecido. Al contrario.
Pero hay una regla no escrita en Palacio Nacional: si no da clics, no existe. Y así nos vamos acostumbrando a que una frase misógina, pese más que la ejecución de una trabajadora que conducía un taxi para sobrevivir.
¿En qué clase de país vivimos cuando una opinión idiota de un futbolista retirado escandaliza más que un homicidio?
Porque claro, hablar de Chicharito genera memes, debate, posicionamiento, un poco de indignación rentable.
Pero hablar de los territorios tomados por el crimen, del cobro de piso, de la extorsión como modelo económico tolerado por el Estado... eso sí no, no vaya a ser que se note el fracaso del gobierno.
Aquí el show continúa. Y mientras todos discuten si las mujeres deben o no “dejarse liderar”, nadie pregunta quién lidera a los cárteles, quién les permite operar a plena luz del día, o por qué en México ejercer cualquier oficio (docente, comerciante, transportista) puede costarte la vida.
¿Y el gobierno? ¡Ah!, bien gracias.
Ellos no son iguales, dicen. Y claro que no lo son: son peores. Porque ahora tienen el poder absoluto, la narrativa controlada y una base de seguidores dispuesta a aplaudir lo que antes condenaban.
Lo que antes era indignante, hoy es parte del plan. Y lo que antes se denunciaba, hoy se justifica con aplausos.
Así seguimos viviendo en el país donde la polémica entretiene y la tragedia incomoda. Donde los muertos no cuentan, pero las declaraciones sí.
Donde se prefiere corregir a un futbolista que enfrentar a los criminales. Porque al final, el crimen organizado no da votos… pero distraer sí.











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